La Atención Centrada en La Persona

07 mar. 2018
Investigación Virgnia Jiménez, neuropsicóloga

Virgnia Jiménez, neuropsicóloga

Mi experiencia como Neuropsicóloga en un Centro de Día Vitalia y profesional formada en el Método Hoffmann, ha supuesto para mí la posibilidad de conocer de primera mano la importancia de la Atención Centrada en la Persona (ACP).

Este Modelo de atención rompe con todos los modelos anteriores de atención a personas mayores, que generalizaban sus necesidades y no tenían en cuenta sus preferencias o condiciones personales.

El Modelo de Atención Centrada en la Persona del Método Hoffmann consiste en una atención en la que los derechos y la dignidad del individuo priman por encima de todo lo demás, respetando su proyecto de vida y potenciando la máxima autonomía de cada uno para incrementar su calidad de vida. Este modelo se basa principalmente en la biografía de la persona (cultura, acontecimientos relevantes…), sus características personales (gustos, inquietudes), el tipo de ocio y actividad diaria, etc.

Por todo esto, los profesionales que trabajamos con este modelo, lo hacemos de una manera tanto inter como multidisciplinar a la hora de establecer los objetivos, pero también tenemos en cuenta cuáles son los de la persona y cuáles son sus expectativas, para así poder trabajar en la misma dirección y con la máxima motivación que podamos por parte de ella.

Esto también es así en el día a día del centro, puesto que hay varias actividades en las que se puede participar. No es cuestión de imponer la tarea a realizar, sino que como profesionales debemos dar opciones, siempre aportando nuestro granito de arena acerca de lo que creemos que sería más acertado, pero respetando la elección de la actividad y sobre todo, tratando que la persona se sienta realizada.

Un ambiente que propicia la atención centrada en la persona será aquel que sea cálido, es decir, que les haga sentirnos cercanos a ellos, a su situación personal, con un respeto máximo a cada una de las personas, independientemente de sus creencias o formas de ver la vida; el profesional siempre potenciará las capacidades de las que dispone y celebrará los logros que consiga en su día a día como si fuesen suyos. Y por supuesto, facilitará la participación en actividades y en las relaciones sociales con otras personas.

¿Por qué es tan importante este modelo? La importancia de la ACP radica en que la persona se siente valorada y empoderada, tiene en cuenta sus necesidades o aquellas que las personas consideran importantes de manera individual. Esto promueve que haya una mayor implicación y adherencia en el tratamiento, y por ende, que se obtengan más resultados que aumentan la calidad de vida de la persona y su satisfacción, así como su sentimiento de logro, a la vez que nosotros también nos sentimos orgullosos y reconfortados con dichos resultados.

Por todo esto, considero que el éxito de cualquier institución que trabaje tanto en la mejora de la calidad de vida de las personas como en su mantenimiento, reside en la ACP, y por supuesto los profesionales que ejecuten esta atención deben tener unas cualidades especiales, como por ejemplo, la flexibilidad para adaptar cada caso a las necesidades personales; una comunicación positiva; cercanía con la persona y sus familiares; un lenguaje preciso pero sencillo; capacidad comunicativa; empatía; asertividad, etc.

Es función de las instituciones implantar este modelo de atención, pero en el caso de que no lo hagan, como profesionales que amamos nuestro trabajo, tenemos en nuestra mano la posibilidad de ofrecer un trato cercano y desinteresado, y sobre todo, de sonreír. Las sonrisas cambian el rumbo del día.

 

Virginia Jiménez, Neuropiscóloga.