La demencia afectará a más de 80 millones de personas en 2030

20 feb. 2018
Vitalia El Alzheimer y la demencia, las grandes lacras del siglo XXI.

El Alzheimer y la demencia, las grandes lacras del siglo XXI.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha calificado la demencia como una prioridad de salud pública. Según sus últimos estudios, alrededor de 82 millones de personas sufrirán este problema en 2030, porcentaje que aumentará a 152 millones en 2050.

Cabe destacar que entre el 5 y el 8 % de la población mundial la padecerá en algún momento de su vida tras alcanzar los sesenta años. Los síntomas relacionados con la demencia al principio suelen ser muy leves y se engloban en tres etapas.

En la primera de ellas los olvidos son apenas perceptibles y la pérdida de la noción del tiempo puede llegar a pasar desapercibida. No es hasta a partir de la segunda cuando se empiezan a olvidar nombres y sucesos recientes, todo ello acompañado de una desubicación espacial cada vez más frecuente.

En la tercera y más tardía, la persona afectada ya es casi incapaz de reconocer a sus familiares y amistades más cercanas. Empiezan a volverse dependientes y necesitan ayuda para realizar tareas simples y cotidianas, como asearse o comer. De la misma forma, es común que experimenten dificultades para caminar y ciertas alteraciones agresivas en el comportamiento.

La Organización Mundial de la Slud ha recordado que, a pesar de que la edad sea un factor de riesgo, no es la causa principal. La demencia es provocada por distintas enfermedades del cerebro, como el Alzheimer o los accidentes cerebrovasculares. Si que es cierto que existe una relación entre el deterioro cognitivo y algunos factores de riesgo, como la obesidad, la mala alimentación, el consumo de cualquier tipo de drogas, la hipertensión y la diabetes. A nivel psicológico, la depresión, el aislamiento social y la inactividad cognitiva son también componentes muy influyentes.

Actualmente no existe ningún tratamiento que pueda curar la demencia, pero sí que hay numerosas terapias preventivas que se basan en ejercicios de estimulación cognitiva. La única forma de hacer frente a esta lacra es asegurando una detección precoz, objetivo principal de los servicios de atención. A su vez, estos mismos ofrecen una optimización de la salud física y cognitiva, el tratamiento de los síntomas conductuales y psicológicos y la proporción de apoyo a los familiares y cuidadores del enfermo.